Mientras el cambio climático transforma el mundo en un lugar más hostil, con tormentas violentas, sequías extremas, olas brutales de calor y frío, el Estado brasileño sigue obstinado en su proyecto colonialista y extractivista. Con el Programa de Aceleración del Nuevo Crecimiento del gobierno Lula, lanzado en 2023, trae una nueva ola de proyectos de infraestructura de alto impacto que alimentan y perpetúan un modo de vida colectivo altamente destructivo, amenazando la diversidad de formas de vida y biomas.

Esto deja claro, más allá de toda duda, que los gobiernos de izquierdas y de derechas son dos caras de la misma moneda. Son los gestores del proyecto genocida y colonialista llamado Brasil. No hay posibilidad de construir mundos más justos y libres sin enfrentar y resistir a las fuerzas represivas del Estado o a las milicias que defienden el mismo proyecto.